información más personal sobre la salud o el comportamiento privado de cada uno, junto a los datos más usuales. Tales archivos podrán ser recuperados en forma instantánea por las autoridades'. (Zbigniew Brzezinski 'Between Two Ages: America's Role in the Technetronic Age', The Viking Press, New York, 1970); Miembro fundador de la Trilateral Commission junto a David Rockefeller; National Security Advisor durante la presidencia de Jimmy Carter (1977-1981).
La autogenerada 'War on Terror' llevada adelante por Estados Unidos y sus aliados, obligó a un cambio de estrategia comercial de las empresas fabricantes de armas. Ya no se trata de ensamblar enormes misiles o aviones, sino de poner énfasis en la 'seguridad y vigilancia' tanto interna como externa, exacerbando la recolección y administración de todo tipo de información concerniente a la vida privada de las personas, con miras a detectar posibles terroristas, atentados, conspiraciones, etc. El negocio de la fabricación, colocación y administración de los dispositivos de identificación por radio frecuencia (RFID) y la información a través de ellos obtenida, es la nueva gallina de los huevos de oro de la industria manejada por el Nuevo Orden Mundial.
En países donde se hace un culto de la libertad individual (al menos, de la de sus ciudadanos), se encuentran en marcha iniciativas para obligar a la población a tener documentos de identidad o ID Cards que funcionan con esta tecnología. En otras naciones, donde ya existe la práctica de documentar a la gente, se impulsa la renovación y modernización del sistema. Y al mismo tiempo, en una avanzada tecnológica sobre las libertades individuales, aduciendo que es más práctico e inviolable, se propicia el reemplazo de los documentos, la tarjeta de crédito y las credenciales de la seguridad social por un chip implantable bajo la piel, rastreable vía satélite, fabricado y administrado por las gigantes armamentistas y sus socios, las grandes corporaciones informáticas. Esta embestida contra la privacidad y la libertad no atañe sólo a los norteamericanos o a los europeos, ya que estas empresas han extendido sus tentáculos a velocidad luz al resto del mundo, comenzando por América Latina, por lo cual, el resto del planeta se ha visto involuntariamente metido en medio de este guerra, en la cual, de acuerdo con las nuevas doctrinas emanadas de la coalición entre los fabricantes de armas, las agencias de seguridad, los gobiernos y los círculos de poder, que se autodenominan 'globales' (antes Nuevo Orden Mundial) cualquiera puede ser terrorista y tanto para estas corporaciones como para los eternos adictos al poder, más seguridad se paga con libertad. Una pelea a dos rounds contra la privacidad.
El 11 de Septiembre a las Torres Gemelas dejó un saldo victorioso que, por supuesto, no estuvo con la, hasta entonces desconocida Al Qaeda, ni con la población civil de ningún país, sino que vino a engrosar los bolsillos de la industria norteamericana y dotar de mayor poder a las elites gobernantes de turno, lo que es hablar de la misma gente. Hasta ese momento, la idea de tener un medio de identificación válido, exclusivo, y por sobre todo, masivo, que permitiera recaudar la mayor cantidad de datos sobre un individuo, priorizando la ecuación Información = Poder, era sólo un proyecto esbozado en algunos libros, papers de los círculos de espías y sueños orwellianos de más de un dirigente político. Era también, una embestida fuertemente resistida por las violaciones a las libertades individuales que implicaba pero, atentado mediante, muchos opinaron que era posible conseguir el ansiado cambio.
Junto con las torres, cayeron los últimos escrúpulos para poner en marcha la maquinaria que buscaría convertir en realidad tangible estos planes y, a través de eso, acumular poder en los organismos de inteligencia por medio de la información acumulada y en las corporaciones globales dada su íntima conexión con éstos y por el dinero que devengaría el negocio más que redondo de las ID Cards en primera instancia y de los chips subdermales después.
Rápido de reflejos, pocos días después del 11-S, Larry Ellison, fundador y CEO de Oracle se reunió con el flamante titular de la recién creada Department of Homeland Security de EEUU, Tom Ridge, para plantearle la necesidad de que cada ciudadano norteamericano fuera obligado a tener su ID Card (tarjeta de identificación) en base a código de barras, chip con medidas biométricas y otras especificaciones (1).
El creador de Oracle no estuvo solo. Contó con el apoyo de otros grandes de la informática, como Sun MicroSystems cuyo CEO Scott MacNealy defendió calurosamente la idea de su colega, y de las gigantescas corporaciones dedicadas a la fabricación y venta de armamentos que vieron en la vigilancia y seguridad un nuevo nicho de excelentes negocios. Raytheon, por ejemplo, fundó su propio departamento de Homeland Security para contratar con el gobierno en el 2002. Todo esto, claro, para combatir el terrorismo. Ellison ofreció que el sistema de identificación y colecta de datos fuera realizado por software de su empresa, el cual, Oracle donaría al gobierno. Claro que la manutención de los aparatos, del sistema y el tráfico de datos no iban a ser gratuita. (2) Allí residía el negocio para Ellison. Este émulo de Bill Gates (a quien odia y no tiene inconvenientes en decirlo) inició su empresa de una forma extrañamente casual. Siendo muy joven, cuando trabaja para Ampex, en Silicon Valley, se le asignó el diseño de una enorme base de datos para la CIA. El proyecto fue un estruendoso fracaso (aunque la CIA jamás renunció a la idea) y se llamó Oracle. (3)
Ellison no sólo vio allí la posibilidad de desarrollar su propia empresa, sino que también encontró los amigos y el apoyo para hacerlo. El resto, es historia. Sin embargo, Ellison no propuso nada que otros no estuvieran llevando adelante, apenas acaecido el atentado a las Torres. Su idea tampoco era la primera en orden a identificar personas por medio de dispositivos operables por radio frecuencia. Richard Sullivan, CEO de Applied Digital Solutions un año antes, en marzo de 2000, instaba a utilizar chips subdermales con estos fines ya que 'son superiores a todos los sistemas de identificación por radiofrecuencia existentes, son más seguros, imposibles de replicar y de perder y mejor aún que la identificación por parámetros biométricos' (huella dactilar, reconocimiento de voz, iris) (4).
Sullivan presentó el chip implantable en humanos el 30 de octubre del 2000 en un exclusivísimo evento en Cirpiani's, en New York. El dispositivo recibió el nombre de Digital Angel porque, según el Dr. Peter Zhou, Jefe Científico del desarrollo y titular en ese momento de la subsidiaria encargada del proyecto, llamada también Digital Angel, el chip 'será su guardia, su protector. El traerá cosas buenas para usted.' (5) Pero no era ésta la única apreciación que Zhou tenía. En tono eufórico, al momento de dirigirse a los presentes, agregó 'seremos un híbrido de la inteligencia electrónica y nuestra propia alma.' (6) Sullivan incluso, llegó a proponer, luego del 11-S que se implantara un chip a los inmigrantes en lugar de darles la 'Green Card', para poder monitorearlos mejor. (7)
Ellison,Sullivan, y Zhou fueron las caras visibles iniciales de una batalla que busca que cada ser humano en el planeta lleve un número de identificación para fines de reconocimiento, transacción comercial, historia clínica, estados bancarios y todo otro dato que el gobierno global, o Nuevo Orden Mundial como se animaban a autodenominarse antes, considere necesario adosar a sus ya gruesas bases de datos. El primer round busca que el chip identificatorio esté fuera del cuerpo, en una tarjeta, en su reloj, en un pager, en algún producto que Ud compre; en el segundo round, el chip directamente pasa a formar parte del ser humano, quien puede ser rastreado vía satélite, a través del sistema GPS. ¿Ciencia ficción?? Lamentablemente no. Los rounds uno y dos están desarrollándose ahora. Dependiendo de cada país, prima una u otra operatoria, pero el fin es el mismo. Que llevemos el chip numerado. Que seamos rastreables, coercibles, numerables, ordenables, reprimibles, vulnerables….
Fuente: Argenpress
ATRAS PRINCIPAL |